martes, 10 de diciembre de 2013

¡El rosa no es de niñas!


     
    Navidades, Papá Noel, Reyes Magos y cualquier excusa que encuentran abuelas, tíos y familiares para hacer regalos, son las razones que llenan a muchos niños y niñas de juguetes, algunos útiles y maravillosos, otros no tanto...
     Por eso quiero aprovechar para invitaros a la reflexión sobre qué regalar y cómo orientar a amig@s y familiares, desde una perspectiva de género que contempla la no diferenciación de juegos de niñas y juegos de niños, a pesar de que todo lo que nos rodea en los medios de comunicación, en las tiendas y en la sociedad está claramente diferenciado y juzga y "castiga" al niño que elige la muñeca o la bici rosa y a la niña que quiere los guantes de boxeo o la caja de herramientas. 

     Muchas personas estamos muy interesadas en romper con los prejuicios y con la gran diferencia que vemos entre niños y niñas, y nos sorprende que las niñas se interesen poco por la construcción y los juegos de guerra, y que los niños se ofendan cuando se les pregunta si les gusta Hello Kitty. He visto que la gran diferencia de género que existe en nuestra sociedad está tan metida en cada uno/a de nosotros/as y condiciona tanto las decisiones de cada niña y cada niño, que no pueden crecer en libertad ya que están rodeados/as de mensajes y de juicios que les recuerdan que deben ser fieles al género que les ha tocado; y son muy pocos/as los/as que se salen de lo esperado y con orgullo reconocen lo que les gusta sin miedo a lo que piensen otros/as.

     Soy una férrea defensora de hacer visible al género femenino en el lenguaje y por eso lo hago cuando escribo, no tengo nada en contra del género masculino ¡cuidado! que enseguida se habla de feminismo como si se fuera en contra de lo masculino y no es así. Podría entrar en un largo speech sobre el daño que ha hecho y hace a mujeres y a hombres la diferenciación tan marcada de géneros y la necesidad, impuesta por la sociedad, de ser completamente niña (haciendo cosas de niña y vistiendo como una niña) o completamente niño; como si no existieran los grises, como si no se pudiera simplemente SER. Pero no lo voy a hacer y os voy a dejar una charla TED emocionante que lo explica mucho mejor que yo titulada "50 sombras de gay". Pero sí voy a entrar en remarcar la importancia de ir acabando con esa diferencia desde la infancia porque si no, queda en las células o en algún sitio de la memoria al que es muy difícil llegar, y nos condiciona para toda la vida.

     Una pareja amiga mía dice que para acabar con esa diferencia hay que sacar todo el armamento ya, porque es tan fuerte la influencia nociva que recibimos y que no podemos controlar, que nuestra compensación tiene que ser mucho más potente. Me refiero con nocivo a todo lo que llega ya diferenciado:
 - Los anuncios de televisión donde las mamás limpian y cuidan a los bebés, y los papás hacen bricolaje y conducen cochazos. 
 - Las revistas de venta de juguetes que pintan unas páginas de rosa y otras de azul. 
 - Los trabajos profesionales que aún a día de hoy son diferentes para mujeres (cuidado de niñ@s o ancianos, relacionados con cosmética, moda, etc...) y para hombres (de fuerza, inteligencia, directivos, etc...). 
 - Los anuncios en revistas donde la mujer enseña medio cuerpo desnudo y muestra su capacidad de seducción para gustar al hombre, y donde el hombre anuncia relojes, coches y cómo la mujer está a su servicio (esto era más evidente hace años pero paraos a observar con esta información a ver qué detectáis.). 
 - Los cuentos y películas Disney que muestran mujeres delgadas (estúpidas casi todas) que esperan al hombre que llegue para salvarles la vida, y príncipes que montan a caballo, luchan y se juegan la vida para salvar a la "estúpida". 
 - Y las propias aulas de colegio donde se siente un algo que permite que los niños sean los gamberros, traviesos y los agresivos que pegan (se les castiga por ello pero se puede esperar eso de ellos), poco cuidadosos y brutos, y las niñas son las que se portan bien y las que no tienen derecho a hacer trastadas porque...no se espera jamás eso de ellas. Y todo eso se les recuerda a diario con comentarios y mensajes del tipo "no me lo esperaba de ti", "las niñas son tranquilas", "eres una machota como los niños", y mil etcéteras que os invito a ir descubriendo en vuestro día a día. (Confieso que cuando empecé a ser consciente de este tema, yo observé que pedía ayuda a los niños para mover muebles pesados y a las niñas para decorar la pizarra, por ejemplo.)

     Y ¿Cómo podemos compensar con todo el armamento? Pues siendo muy conscientes del mensaje que damos a los niños y niñas con cada cosa que decimos, para ir adaptando nuestro lenguaje y nuestras acciones a una nueva forma más respetuosa que no lleve juicios implícitos. Al ser conscientes y entender esto con la cabeza y con la emoción, empezaremos a reconocer qué cosas cambiar. Yo no digo que los niños y niñas no puedan ver una peli Disney ni que no puedan ir al centro comercial ¡ni mucho menos! porque si el mensaje que reciben la mayor parte del tiempo no está limitándoles en su género, entonces crecerán siendo más libres. 

     Otra manera de compensar es hablarlo tranquilamente con l@s niñ@s, animándoles a expresarse e intentar desactivar convicciones que tengan grabadas, como eso de que "el rosa es de chicas" o "el fútbol para chicos" (claro, si es que, cuando se paraliza medio país y se sientan millones de personas para ver los partidos, sólo vemos a hombres jugar. El mensaje queda clarísimo: "mola ser futbolista, se gana una pasta y te ligas a las modelos pero...si eres chica...¡ayyyy, lo sentimos!" (espero que entendáis la ironía y nadie se sienta ofendid@ ¿eh?)

    En espacios donde conviven niñas y niños hay que dedicar mucho tiempo a trabajar sobre esto e intervenir siempre que se realicen comentarios sexistas. El problema es que en muchas ocasiones, tenemos al "enemigo en clase" y es el/la docente quien recuerda constantemente cómo hay que comportarse según el género que te corresponda, y quien no deja y juzga, por ejemplo, que un niño juegue a "las mamás", se disfrace de princesa o que una niña exprese su enfado pegando.


    Una de las acciones que más marca la diferencia es todo lo que ocurre desde el nacimiento (incluso durante el embarazo cuando ya se conoce el sexo y se fantasea con cómo será ese niño o esa niña por el hecho de ser niño o niña): se elige un color diferente de ropita, se le acercan juguetes distintos y en ocasiones, hasta la forma de hablarles es diferente (aquí una muestra con un experimento buenísimo: La mente en pañales). Yo no digo que los niños y niñas no sean diferentes pero lo que sí siento es que debemos dejar que salga de ell@s lo que realmente sean, y que vayan eligiendo según sus intereses sin avasallarles nada más nacer con un montón de información y mensajes que les condicionan para toda su vida. 

     Sé que much@s de vosotr@s no estaréis de acuerdo conmigo porque pensaréis que a un niño hay que educarle como tal y a una niña también, y tal vez estéis en lo cierto, pero a mi parecer solo en una parte, y es la parte que les diferencia objetivamente: uno tiene pene y testículos, y otra vulva, pero ni el pene es azul ni la vulva rosa así que no creo que haga falta marcarles tanto el camino por el que deben caminar ¿no?. Tener ciertas diferencias genéticas lleva a tener diferencias a otros niveles pero yo insisto en no decidir la cantidad de masculino que se debe ser por tener pene ni la cantidad de femenino por tener vulva, sino que dejemos que cada cual construya su identidad sin presiones externas ¿me explico? 

    Pero lo que a mí me ocupaba hoy eran eso, los juguetes y los objetos que decidimos regalar a los niños y niñas que tenemos cerca. Os animo a pensar en qué puede necesitar la personita en cuestión o cuáles son sus gustos y entonces, actuar. Pero si no lo sabemos o si es aún un bebé sin preferencias aparentes, entonces os animo a elegir teniendo en cuenta todo lo que os acabo de contar, y que compréis juguetes "unisex" (en realidad todos lo son pero nosotr@s les atribuimos el género y eso es lo que debemos cambiar) y los regaléis indistintamente a la niña y al niño. Esto les ofrece un mundo de libertad más real, donde puedan jugar sin juicios porque el juego, con juicio, no creo que se disfrute igual.

    Yo os voy a confesar mis regalos favoritos: los manufacturados con amor, los que regalan actividades conjuntas (hacer una tarta, ir al cine o a pasear) o... simplemente tiempo, tiempo para estar junt@s (regala a tu hija, a sobrina o a tu nieto tiempo para hacer algo junt@s y ¡verás qué alegría!) y tiempo para disfrutar, sin condiciones, sin peros, tiempo de libertad, tiempo de jugar que es el mejorcomo dice Mª Elena Walsh en su canción de "La marcha de Osías" que os invito a escuchar aquí.

Osías el Osito en mameluco 
paseaba por la calle Chacabuco 
mirando las vidrieras de reojo 
sin alcancía pero con antojo. 
Por fin se decidió y en un bazar 
todo esto y mucho más quiso comprar. 
Quiero tiempo pero tiempo no apurado, 
tiempo de jugar que es el mejor. 
Por favor, me lo da suelto 
y no enjaulado adentro de un despertador. 
Quiero un río con catorce pececitos 
y un jardín sin guardia y sin ladrón. 
También quiero para cuando este solito 
un poco de conversación. 
Quiero cuentos, historietas y novelas 
pero no las que andan a botón. 
Yo las quiero de la mano 
de una abuela que me las lea en camisón. 
Quiero todo lo que guardan los espejos 
y una flor adentro de un raviol 
y también una galera con conejos 
y una pelota que haga gol.




6 comentarios:

maikel dijo...

lo mjor el tiempo, no tiene color y todos disponemos del mismo, unas 24 horas al dia...

Mónica Barón Holczer dijo...

Totalmente de acuerdo. Yo abogo por la creación de un neutro plural en español: ni niños ni niñas sino niñes que implique a los dos sexos.

Te mando este video que creo que va al pelo con tu post http://www.youtube.com/watch?v=XqflGDJ5Oq4.
Un abrazo

Isabel Porres dijo...

Una crítica genial. Estoy deacuerdo contigo, yo trato de educar en la igualdad. Quizás difunda tu texto. (Si me lo permites :))
Un saludo.

Unknown dijo...

Muchas gracias por los comentarios! Mónica, el vídeo lo había visto, buenísimo.
Isabel, es un honor que difundas el artículo!!

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. El problema es que la mayoría de la sociedad ni siquiera se plantea que desde pequeñines les diferenciamos por sexos, lo ven tan normal, que ni lo piensan y así continua la discriminación.
Incluso te ven como raro por no comprarle todo rosa a una niña. Puff.

danel dijo...

Mi experiencia es que aun tomando las precauciones pertinentes con el tema de los juguetes, comentarios... es que lo llevo tan adentro que para cuando me dí cuenta algo ya le había impregnado... pero lo mas doloroso para mi fue cuando ya mis palabras perdieron fuerza para el por las de su amigo, sus primos...sus iguales...y estas si que le impregnaron bien... de todas maneras el trabajo está en nosotr@s toamando conciencia y construyendo una relación de confianza con l@s hij@s.