Estoy de duelo...
La primera vez que oí la palabra duelo era en las películas en las que dos personas se desafiaban, quedaban en un lugar, juntaban espalda con espalda, daban diez pasos sin mirarse y ganaba el más rápido en disparar o el que tenía mejor puntería.
Mucho más tarde, ya de mayor, conocí el significado de duelo por la muerte de alguien.
Y también conocí el uso que se la daba cuando había alguna separación sin que hubiera habido una muerte. De pronto, empezaba a escucharlo con frecuencia y pensé que era la típica palabra que se había puesto de moda: que si alguien está de duelo, que si tiene que empezar su duelo y necesita un acompañamiento especial, que si no le conviene empezar otra relación hasta que haya pasado su duelo, etc...
El duelo es cualquier "proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida" y lógicamente, y como la palabra indica, duele. El duelo duele, sí, pero es imprescindible darle la importancia que merece y no huir de él, aunque asumir esto en la sociedad en la que vivimos es muy difícil, ya que queremos acabar con cualquier dolorcito en cuanto aparece y hemos olvidado que el dolor a veces cura, solo hay que mirarlo con respeto y esperar...esperar... porque al final, se pasa.
Ayer realicé mi último vuelo en dragón. Fui a despedirme de los niños y niñas de El Dragón, la escuela libre que fundamos hace 2 años y de la que ayer también me despedí. Una vez más, me demostraron que ell@s son l@s auténticos maestr@s y que los adultos tenemos la enorme responsabilidad de transmitirles bien la información y cómo deseamos que la vivan y la asimilen.
Así que me armé de serenidad y les expliqué:
- Sabéis que los adultos, muchas veces hacemos cosas incomprensibles, ¿verdad? y que os volvemos loc@s con decisiones raras que no entendéis, ¿verdad?. Los adultos somos esas personas, por lo general más altas, que os hacen la vida más fácil pero a veces mucho más difícil, ¿verdad?
- Sí, si...(asentían much@s)
- ¿Y qué pasa cuando los adultos no se entienden?
- Que se enfadan y se pelean.
- Es cierto. Y a veces, hacen todo lo posible por entenderse y arreglar las cosas pero después de un tiempo, lo mejor es separarse.
- Como mi mamá y mi papá que peleaban mucho y se separaron... Pues mis papás dicuten pero no se han separado...etc...
- Pues resulta que la dirección de El Dragón y yo, después de intentarlo mucho, ya no nos entendemos y...me tengo que ir del cole.
- Andá!...Jo!...Glups!
- Pero quiero os quede muy muy claro que esto no tiene nada que ver con vosotros y vosotras, ¿eh? Que ya sabéis que yo os quiero "por todas partes", por arriba, por abajo, os quiero del derecho y del revés....
- Nos quieres así, Carla (mientras dibujaba con el dedo el símbolo del infinito)
- Sí, os quiero todo eso... Os quiero hasta en los sobaquillos!!!! que mira que, para quereros por ahí ya os tengo que querer ¿eh?
- Juaaa jaaa jaaaa...
- Carla, ¿vendrás a vernos?
- Pues no lo sé si podré, así que prefiero no deciros ahora que sí y luego no poder cumplirlo. Yo estoy triste por irme y necesito mi tiempito... pero seguro que nos vemos por el pueblo...
- Sí, en el huerto urbano (dice uno). Jo, es que yo vivo muy lejos...(dice otro)
- No te preocupes porque tu mami y yo somos amigas y puedo ir a veros.
- Carla, ¿te vas a ir a África? (no sé de dónde se sacó esa idea que no está tan alejada de mis posibles planes)
- No lo sé ¿Por qué?
- Porque si vas, quiero que me traigas algo. ¡¡Un lagarto africano!!!
- Pero... no puedo traer animales de allí.
- Bueno, pues tráeme su muda...o la de una serpiente, porfa que seguro que alguna te encuentras.
- A mi también!! (saltaron varios)... y a mí un poco de oro (dijo otra)
- Vaya, al final voy a tener que irme a África solo para traeros algo. ¿Qué os parece si os traigo algo para dejar en vuestro salón Montessori y así podéis disfrutarlo todo el grupo?.
- Vale! Genial!
- Pues hala, queréis volver a lo que estabais haciendo?
- Si...Adios Carla.
Hubo reacciones varias, los más mayores eran capaces de sentir ya en parte la pérdida y mostraban más necesidad de comprender qué había pasado; a algunos más peques les preocupaba qué iba a pasar con el taller de naturaleza que tanto les gustaba el año pasado; y otr@s proponían hacer una fiesta de despedida con regalos.
Ell@s también tienen derecho a vivir su duelo, cada cual en la medida en que lo necesite y cuando surja esa necesidad, pero lo que sí necesitan es a personas cerca que les respeten en su emoción y con las que puedan expresar sin miedo cómo se sienten (enfado, pena, alegría incluso, etc...)
Yo estaba triste mientras les hablaba, aunque sonreía porque disfrutaba enormemente de sus comentarios y su manera de vivir las cosas. Tenía dolor pero no les mostré que estuviera destrozada ni agobiada. Los niños y niñas entienden la pena y la tristeza, y saben cuándo acercarse a darte un abrazo pero no entienden el desgarro adulto, esa emoción cargada de drama, y si se lo mostramos, les puede hacer daño por ver a su adulto de referencia perdido... eso da mucho miedo...Y porque pueden intentar hacerse cargo de un duelo que no es suyo (¡así de fieles y generosos son! (inconscientemente, claro)) y con el que no pueden. No entienden aún qué significa que Carla no vaya a estar y es posible que algun@s tarden en entenderlo. A algun@s les afectará más y a otr@s menos pero lo importante es que se conecten con SU emoción y no con la MÍA. Pueden empatizar conmigo (eso es importante) y que entiendan que yo esté triste pero, insisto, no les paso mi drama porque el cómo yo viva con más o menos dolor mis experiencias, es cosa mía y les va a confundir mucho. Como dice mi amiga Lucía, no les pegoteo lo que es mío.
Estoy de duelo...
Y no me extraña que hayan usado la misma palabra que usaban para los desafíos a muerte, la verdad, porque en el duelo estás tú sola contra un gigante, la pérdida y depende de ti y solo de ti el cómo vivas ese duelo. Es importante conocer al "enemigo", la pérdida (o amigo tal vez), mirarlo a la cara, respetar el tiempo que dure el duelo, dar los pasos necesarios y un día dar el giro y reconocer que ha terminado.
Mi duelo duele, y no solo por la separación de unas personitas que me han hecho levantarme con ilusión durante los dos últimos años, unos auténticos sabios y sabias que me han dado mucho amor, sino también por separarme del que creí era el proyecto de mi vida y haber perdido, a día de hoy, el rumbo. Menos mal que los duelos, hoy en día, los puedes contratar con brújula y en breve sabré por dónde seguir navegando y empapándome.
Mientras tanto iré tomando "mimo de dragón" de este peluchín al que han tocado todos los peques desde que me lo regaló una dragoncita muy especial.