sábado, 10 de noviembre de 2012

"Yoviendo" en España

   Una persona que desea aprender e investigar sobre la educación, busca cerca de su casa; lo de encontrar escuelas interesantes en el extranjero es una excusa estupenda para viajar, conocer países y aprender  idiomas, pero lo próximo se acerca más a nuestra realidad, a nuestra cultura. Por eso yo he buscado iniciativas nacionales a las que visitar. Entre las escuelas o espacios con los que ya he contactado, vía mail, teléfono o haciendo una visita, están Ojo de Agua en Alicante, Tximeleta en Pamplona, El Roure en Barcelona, Andolina en Gijón y La Violeta o Alavida en Madrid. Todas ellas contemplan la educación y la infancia de una manera diferente a la que estamos acostumbradas muchas personas, y han desarrollado un proyecto especial, cada cual adaptándolo a sus necesidades y/o a las exigencias legales (no todas están homologadas ni admitidas por la inspección). Cada vez son más los espacios dedicados a que la infancia reciba el respeto que merece, cada vez somos más los y las que estamos convencidas de que se necesita un cambio, pero la inquietud que sentimos y que sale en las conversaciones es, si montas algo diferente, tan diferente que es difícil recibir ayudas económicas, se necesita mucho dinero y luego hay que cobrar, pagar facturas y atender a un montón de gastos que en mayor o en menor medida, son necesarios. A la vez, el deseo de muchas personas que estamos en este punto, es el de ofrecer algo bueno, de calidad, a lo que puedan acceder todas las personas, independientemente de sus posibilidades económicas. Creo que, a día de hoy, no hay una solución fácil pero tal vez consigamos juntar ambas propuestas y se pueda ofrecer un espacio educativo potente y gratuito. En realidad, pedir deseos es tener claro lo que uno desea y, cuando se sabe lo que uno o una quiere y prioriza, entonces ocurren cosas que facilitan que el deseo se haga realidad. 
    Estos días tengo la enorme suerte de estar conociendo La Violeta , un espacio en Galapagar (Madrid) para el juego y la comunicación, que acoge a niños y niñas desde que pueden caminar hasta los 5 años (ó 6, depende). Es un espacio preparado para que los niños y niñas jueguen, se relacionen, escuchen cuentos, bailen, tomen un desayuno saludable y se desarrollen de una forma sana, respetando sus ritmos y sin presión externa. Es un espacio de libertad, donde el adulto está para garantizar la seguridad y facilitar a los "peques" los materiales con los que quieran jugar, porque eso es lo que se hace allí, jugar. Entre esos materiales hay algunos manipulativos que acercan las letras o los números (mezclando lo cognitivo y lo manipulativo), otros de movimiento y otros artísticos. Hay varios momentos diarios en los que participan todos/as: el desayuno, el tiempo de salir al jardín y el cuento que alguien cuenta justo antes de que acabe la jornada a las 13.30, además de otras actividades puntuales como celebración de cumpleaños, salidas y otras fiestas.
      Para entender qué tiene de especial un lugar como La Violeta hay que conocerlo o hay que conocer a familias que llevan, o han llevado, a su hijo o hija allí, para sentir qué efecto tiene el respeto a los ritmos y necesidades de los niños y niñas. Yo creo que es algo que podemos reconocer incluso años más tarde porque es una huella que queda para siempre. Los niños y niñas lo viven todo jugando, lo aprenden todo jugando y se relacionan jugando y aquellos/as a los que se les ha dejado jugar todo lo que han querido y a lo que han elegido, son diferentes, son más sanos (lo siento, pero me permito hacer esta afirmación, sin dudar y sin ofrecer pruebas que lo demuestren científicamente porque soy plenamente consciente de los indudables beneficios del juego). Ya sabemos que los primeros años son los más importantes para la vida de cualquier persona, por lo tanto, si se escucha al niño/a, se le cuida, se le toma en serio, se le trata con cariño y se le permite jugar moverse en libertad,  atendiendo a sus necesidades y sin forzar sus procesos de desarrollo, entonces crecerá mejor y será más feliz. 
     La verdad es que, en estos días de observación en La Violeta, disfruto de ver cómo se relacionan los niños y niñas, qué juegos eligen, cómo resuelven determinadas situaciones y conflictos entre ellos/as, y no busco pruebas evaluables ni medibles de qué están aprendiendo pero, para aquellos y aquellas que leáis esto y os sintáis escépticos, me gustaría deciros que es una preciosidad disfrutar del acercamiento voluntario que hacen a la lectoescritura o a las matemáticas, viviéndolo como un juego más. Es un deseo muy fuerte el que les lleva a querer aprender las letras o los números para poder acceder, ellos/as solos/as, a ese sistema tan abstracto sin necesitar al adulto, pero al que no se le ha despertado dicho deseo, las letras y los números ¡le importan un pimiento! y si tuviera que aprenderlos a la fuerza (como suele hacerse en muchas ocasiones) ¿podéis imaginar lo que ocurriría entonces? ¿Habéis hecho algo por obligación alguna vez? ¿Habéis comido por obligación algo que no os gusta? ¿Y qué ha ocurrido? ¿No lo habéis odiado el resto de vuestra vida o habéis creado una fobia? Siempre se oye eso de "odio las judías (¡pobres judías!) porque de pequeña me obligaron y..." y también se oye "no me gusta mucho leer porque de pequeña me obligaron y me hacían leer en alto y me equivocaba o iba muy despacio y confundía las letras y..." ¿Entendéis qué fácil es generar fobias, manías o incluso dislexias? Los niños y niñas que pueden disfrutar de esta libertad para jugar, porque estén en un espacio así o porque su maestra o maestro sepa qué necesitan, son niños y niñas afortunadas pero, una vez más, creo que todos los niños y niñas tienen derecho a ser respetados de esta manera, con independencia de la escuela o los maestros y maestras con los que le toque estar.
    Permitid a vuestros hijos, hijas, alumnos y alumnas que elijan su momento para aprender, ofrecedles espacios y momentos que les acerquen los "saberes" (si teméis que ellos y ellas no lo descubran solos/as) y defended su sano desarrollo sin culpar a la escuela o al sistema, porque todos y todas somos responsables y está en nuestra mano hacerlo lo mejor que podamos.

     Los árboles no crecen por tirarles de las hojas ni los niños y niñas crecerán antes por forzarles.


    Quiero aprovechar para invitaros a que veáis el reportaje que ha compartido Bernardo Mateu en este blog (y que ya he colgado en mi sección "Vídeos para empaparte") que habla sobre el trastorno de hiperactividad (TDAH):  ¿Niños hiperactivos o niños del cambio?  
     Por favor, escuchad lo que tan inteligentemente dice Juan Pundik y mostrádlo a todas las personas que convivan con niños y niñas. Así estaremos contribuyendo a mejorar su vida (la de los niños y niñas).
Gracias, Bernardo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hi Carla, I would like 'subtitulos' in the video... I do understand the general message, but would love to know what they precisely say. ... Can you send me a little explanation?

Bernardo Mateu dijo...

Hi Christel

This man has a very interesting web:
Website of the International Platform Against Childhood Medicalisation
www.plataformaicmi.org
There you can translate not the video but...

Bernardo Mateu dijo...

Carla, comparto tu deseo, me encanta lo que dices y cómo lo dices en la segunda mitad del primer párrafo. Para hacer algo primero hay que desearlo hacer.El deseo es el motor de la vida, es como la zanahoria del burro hacia la que siempre se dirige, nunca alcanza del todo pero que le mueve a hacer en esa dirección. El deseo es precisamente lo que se tapona y no se respeta el la educación tradicional obligatoria.
Tienes que estar disfrutando muchísimo en tus viajes,me identifico mucho con cosas que dices y con tus sensaciones. Me hacen recordar el día que descubrí "alavida", lloré al ver que un sitio así existía y al sentir lo que eso aportaría a mis hijos, hasta sentí envidia quería aprender y vivir lo que ahí se vivía. A veces pienso si se podría crear alguna alternativa intermedia, yo les propuse y pregunté si pudieran abrir el centro los fines de semana. Imaginaos que aunqque vuestros hijos vayan al cole "normal" pudierais llevar a vuestros hijos uno o dos días a la semana a un lugar tipo alavida(u otro similar por "inventar"),se podría llevar mejor el miedo de apartarle de la "educación tradicional obligatoria", sería seguramente asequible económicamente,los padres podrían participar y aprender para trasladar a casa lo aprendido,ir conociendo ese nuevo paradigma facilitaría su futura integración además de darles a los hijos la posibilidad de conocerlo y de que luchen y lo pidan, ¿qué perdería un nin@ por no ir al cole normal uno o dos días a la semana?,¿qué aportaría esto?
Lanzo la idea, la fantasía, no se... ¿cómo os suena?,¿de que depende que sea viable?...

Alejandra dijo...

Pues yo creo que en algunos casos a pesar del "aborregamiento" que se da en la escuela algunos niños están mejor en ellas. ¿Te imaginas, Bernardo, que la alternativa a estar en el cole sea una pantalla con dibujos animados hora tras hora?¿Cuántas familias hay que necesitan "los deberes" (que ahora se llaman tareas) para que el infante de turno esté quieto, "aprendiendo", haciendo algo de provecho?
Yo estoy segura de que por no ir a la escuela no pasa nada, ni dos días ni cinco.Y que fuera se aprenden miles de cosas sin querer; de hecho no concibo que un niño pueda dejar un segundo de aprender movido por su deseo y su necesidad de juego. Y a través de este, con un poquito de interés, se le pueden ofrecer muchas cosas que hacen avanzar sus "conocimientos".
La cuestión es ¿no es posible introducir esto en la escuela al uso? es evidente que el sistema que tenemos no funciona, ¿puede cambiarse desde dentro y para todos?

Carlos Fernández dijo...

Hola, hago "oficial" mi enhorabuena a Carla por su blog y toda la información que nos está dando. Soy un papá violetero orgulloso y feliz de haber apostado durante estos tres años por darle a nuestra hija Celia una oportunidad de crecer en un entorno respetuoso y feliz. Creo, como dice Carla, que esta experiencia quedará en su "disco duro" para toda la vida... Con respecto al comentario de Bernardo, tengo que decir que la Violeta ha ofertado este año una experiencia nueva que creo que se llamaba Violeta de tarde; se trataba de abrir el espacio un par de tardes para niñ@s de fuera y que pudieran disfrutar de la experiencia pedagógica, al menos, unas horas a la semana. Me imagino qeu la información estará en la web.
un saludo,
Carlos

Bernardo Mateu dijo...

Si Carlos gracias, tras escribir lo que puse, curiosamente luego lo hablé con alguien y me comentó lo de la violeta de tarde. Apunté a mis hijos un poco precipitadamente y sin preguntarles si querían ir. Cuando estabamos ahí salí un rato fuera y mi hijo pequeño me dijo:
-¿Papá yo puedo quedarme y no salir contigo?
Al acabar les pregunté ¿qué tal?, mi hija me respondió:
-Yo quiero volver a este sitio.

Con respecto a lo que dices Carla, yo les tengo dicho a mis hijos que yo nunca les voy a obligar a hacer deberes o tareas en casa, que yo nunca voy a avalar esa exigencia.
Con respecto a la tele que pasa es que al haber pasado nosotros por ese mismo sistema educativo estamos ko, creatividad anulada, por eso no se ocurren alternativas y muchos padres recurren a ese sistema, frente a la angustia de las demandas de los niños. Esto no nos exime de responsabilidad. Luego por otro lado ocurre que también deseamos lo que nos prohiben, esto es así pero es largo de explicar, yo caigo en prohibirles ver la tele y comer chuches y no hacen más que pedírmelo, jajaja

Unknown dijo...

Madre mía!!! Vaya nivelazo está adquiriendo este Blog. Por favor, seguid así, os agradezco muchísimo vuestras aportaciones y que utilicéis este espacio para opinar y debatir.
Un abrazo para cada un@