sábado, 6 de octubre de 2012

Otros espacios educativos

El patio
Lunes, 8.30 de la mañana. Cojo el tren hacia Delft, una ciudad muy bonita donde me espera Núria Badell, maestra y pedagoga que trabaja como asesora para un grupo de escuelas infantiles y espacios educativos para "después del cole" llamado De Lange Keizer”. Después de un rico café intercambiando experiencias, empezamos el recorrido para visitar varios centros. Comenzamos por las escuelas infantiles de 0-4 años que ella ha ayudado a montar, inspirada por las experiencias de Reggio Emilia en Italia. Se llaman Jan en Allemaan” y Het Narretje”. La verdad es que son preciosas, dan ganas de quedarse ahí a trabajar o, mejor aún, de volver a ser niña y disfrutar en esos espacios abiertos, sin puertas, donde lo más importante es favorecer la interacción entre todas las personas. Una de estas escuelas está dentro de un edificio donde vive y trabaja gente con alguna discapacidad. Cada día una de estas personas pasa a la escuela para colaborar de forma voluntaria en lo que se necesite. Lo importante es ofrecer un espacio a los niños y niñas para que vayan descubriendo el mundo y a sí mismos. Está lleno de espejos por todas partes a la altura de los 'peques', rinconcitos para esconderse y pequeñas puertas que comunican con otros espacios. Hay diferentes texturas en las paredes y enormes ventanas que dejan pasar la luz y ver lo que ocurre al otro lado. Ahí conviven todos juntos (los de meses con los de 4 años) en libertad y está todo tranquilo, en silencio, nadie llora... El jardín les ofrece un espacio perfecto para jugar al aire libre y cuenta con instalaciones muy sencillas como una tubería enterrada en arena para jugar con coches o canicas y un neumático gigante convertido en arenero.
Cunas al aire libre
   Otra de las escuelas es similar, más pequeña, hay un máximo de 15 niños y niñas con 3 maestras (mientras una mece en una hamaca al de 3 semanas y da biberón al de 5 meses, las otras toman el almuerzo y cantan con los demás) pero en ésta vi algo que me fascinó: duermen la siesta al aire libre ¡durante todo el año! Han construido unas camitas para el jardín y, con la ropa adecuada y una manta, descansan al cuidado de la naturaleza.
   Estos niños y niñas deben comenzar el colegio con 5 años (la educación es obligatoria a partir de esta edad) y antes de que esto ocurra, realizan con frecuencia visitas a su futuro cole para ir familiarizándose. No esperan a septiembre para pasar de curso sino que el día que cumplen años pasan directamente al colegio. Los grupos son flexibles, se relacionan con muchos niños y no se crea un grupo cerrado, así que al pasar el niño o la niña de curso no siente un abandono de grupo sino una emoción porque sabe que eso ocurre así y están deseosos de hacerlo. Esto me ha sorprendido y me ha hecho ver lo fácil que podría ser ir introduciendo pequeños cambios en el sistema. Estamos anclados en un sistema educativo que, mientras ha visto como todo alrededor ha cambiado en la sociedad durante los últimos años, se mantiene rígido en toda su estructura: clases de 25-30 niños/as, agrupamientos según edad e inflexibles en los cuales deben tener todos el mismo ritmo de aprendizaje (y si no, se quedan atrás), horario, asignaturas, libros de texto, etc...
En el bosque
   Los otros espacios a los que Núria me ha llevado me han encantado también. Son centros lúdicos y libres destinados a que niños y niñas pasen la tarde después del cole (a partir de las 14 horas); pero no son clases extraescolares, son espacios que ofrecen  varias estancias (zona de taller, de relax, de juego, etc...) con materiales diversos y donde cada cual elige lo que quiere hacer. Uno de ellos está diseñado por un arquitecto asesorado para crear un lugar muy acogedor y su nombre es Centro Jan Loris & Marie”.

"Bici-ruta"
   El otro centro tiene la misma finalidad pero está situado en el bosque (“Robinson”) y los estudiantes eligen actividades al aire libre y usan madera para hacer fuego o para construirse objetos para jugar o tocar música. Muchos de los/as que acuden van solos y solas en bici pero otros/as prefieren ser recogidos/as en su cole así que han construido los "bakfiets" (una "bici-ruta") que les recoge y les deja en estos centros después de un agradable paseo.

Texturas                 Trabajando con madera              Arenero
   

Estas actividades de por la tarde son llevadas por maestros y maestras pero hay estudiantes de la universidad, de cualquier carrera (no necesariamente de magisterio) que colaboran en los talleres y llevando los "bakfiets".

    Siguiente parada: Escuela pública de educación Infantil y Primaria Monstessori "Jan Vermeer". En Holanda, todas las escuelas (reconocidas y homologadas) son públicas pero no del todo gratuitas (sería como en España la concertada) pero todas reciben la misma ayuda de la Administración y cada familia elige el estilo de educación que quiere para sus hijos e hijas. Esta escuela, dentro de seguir el curriculum obligatorio para cada curso, sigue el método que María Montessori desarrolló a principios del siglo XX. Ella tenía una mirada muy respetuosa hacia la infancia y decía:
"la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad. Tenemos que tener claro, eso sí, que el desarrollo del potencial humano no está determinado por nosotros. Solo podemos servir al desarrollo del niño, pues éste se realiza en un espacio en el que hay leyes que rigen el funcionamiento de cada ser humano y cada desarrollo tiene que estar en armonía con todo el mundo que nos rodea y con todo el universo» 
Material Montessori
   Este colegio ofrece unos espacios absolutamente maravillosos, con aulas acristaladas (para que entre mucha luz y para que la gente pueda ver de fuera a dentro y viceversa) que cuentan con materiales específicos que facilitan la autonomía en la adquisición de los contenidos.Los grupos son flexibles, con niños y niñas de diferentes edades que se mueven libremente por las aulas y se hacen responsables de su aprendizaje. Las maestras que yo vi están atendiendo las necesidades de quien lo necesite y hacen un seguimiento específico sin necesidad de someterles a exámenes ni otras pruebas escritas. Cada estudiante, tenga la edad que tenga, se lleva un almuerzo y lo come cuando siente hambre. Siempre hay bandejas de fruta para compartir. Trabajan por proyectos eligiendo un tema que cada cual investiga y luego lo presenta al resto de la clase. Sus horarios son también flexibles y se van acoplando a las necesidades de cada grupo.
   
    Me gustó mucho compartir este día con Núria en Delft y me gustó mucho lo que vi, me llevo buenas ideas. Reflexionando con ella y contándole mi experiencia previa me pudo entender cuando me inclinaba más hacia una escuela todavía más libre. Es verdad que aquí los estudiantes experimentan cierta libertad pero, siempre que haya como meta algo impuesto por otros, un curriculum establecido ¿podemos hablar de libertad real? Candy Landvoigt, de la The Highland School, en USA, hace una comparación (algo extrema pero muy clara) después de ver una película en la que una madre debe elegir a uno de sus dos hijos para que sobreviva mientras que el otro será asesinado. ¿Tiene la protagonista cierta libertad de elección? Sí, pero si pudiera ¿no elegiría otra cosa (que vivieran los dos)? Pues ella dice que así son muchas de las escuelas democráticas que dejan a sus alumnos y alumnas elegir el cómo adquirir los contenidos, pero tienen el qué impuesto desde fuera y aunque la maestra les ofrezca elegir entre una actividad y otra dentro del aula... si pudieran ¿no elegierían otra cosa?

   Me gusta pensar en esta libertad que transmite a los estudiantes confianza. Me gusta saber que se están haciendo diferentes cosas interesantes en educación. Me gusta pensar que me van a recibir así de bien en todas las escuelas que visite. Y me gusta pensar en qué bien me he sentido en mi primera experiencia de este periplo educativo que me he propuesto para este año. 
    Gracias, Núria. Gracias, The Nederlands.

  








 

1 comentario:

Carmen Espinosa Ballestero dijo...

Desde luego, Holanda tiene una larga tradición en el cuidado de sus escenarios. Esos pueblos de cuento, con casitas siempre recién pintadas, apacibles, llenos de flores, con sus acequias y sus puentecitos de ensueño… Ahí es fácil imaginar esas escuelas infantiles que nos mandas, a un paso del cielo.
Debemos aplicar el fen-sui a las aulas, calcular bien lo que está transmitiendo el espacio, los objetos, la luz y la disposición de las cosas. De hecho, la simple concepción de los espacios determina las estrategias de enseñanza que nos podamos plantear. No es posible animar al aprendizaje colaborativo con los alumnos/as separados unos de otros, viendo sólo la nuca de los de delante. Así que, primera nota: atención al ambiente que estamos creando en clase, tan frecuentemente menospreciado.
En cuanto al currículum ¿por qué no establecer unos contenidos estandarizados, junto a otros opcionales o elegibles? En los primeros se elige el “como” y en los segundos el “qué”. Por ejemplo, referidos a Educación Primaria, el curso pasado, en 4º EP - 9 años- estandaricé un mapa conceptual con las edades de la historia, trabajado sobre un panel creado colectivamente, y estandaricé también el descubrimiento de América y el golpe de estado de Tejero, que di a través de una función de teatro. Junto a ello, los alumnos eligieron el trabajo que querían hacer sobre los monumentos de Europa que visitamos en Micrópolis (un parque temático histórico). El objetivo era procurar a los niños/as una aproximación ala Historia que despertara su curiosidad, y que previniera, al tiempo, el rechazo frontal a la materia, tan habitual cuando se imparten los contenidos que proponen las editoriales de los libros de texto. La experiencia fue positiva.
Creo que, por tanto, que es bueno definir e impartir una base curricular para después animar a las niñas/os a profundizar en la materia, según sus intereses. Pero ese “qué” lo necesitan como referencia. Es más, yo creo que les infunde seguridad tener unos contenidos raíz tangibles y explícitos.